Cuando usamos cualquier producto en nuestro cuerpo, siempre nos preguntamos si será seguro o no. Sea un medicamento, una crema, un alimento, remedio natural, etc. Entonces, cuando usamos un aceite esencial, que viene de plantas, una de nuestras preocupaciones serían si tienen algún tipo de contaminante, ya sea por la forma de cultivo o bien por el procesamiento.
Una de las características más importantes de un aceite esencial es la pureza. Un aceite esencial que no es puede poner en riesgo tu bienestar. Sin una pureza certificada podriamos ingerir gérmenes, rastros de fertilizantes, metales pesados o adulterantes que pueden provocar irritación, efectos adversos y hasta enfermedades. Al no existir un estandar aceptado o para la calidad de los aceites esenciales, dōTERRA se dió a la tarea de crear su propio proceso de pruebas, y lo llamó CPGT Certificado como puro y de grado terapéutico®. El proceso CPGT certifica que nuestros aceites esenciales no llevan rellenos, ingredientes sintéticos o contaminantes dañinos que pudieran reducir su eficacia. dōTERRA somete todos sus productos y su embalaje a una serie de pruebas que asegura una larga y eficaz vida útil. Este protocolo asegura potencia, pureza y constancia de lote a lote.
Antes de iniciar el proceso CPTG
Los métodos apropiados de cultivo, cosecha y destilación son también cruciales para mantener la pureza de los aceites. Las malas prácticas de producción y el desarrollo de variaciones sintéticas de aceites esenciales sugieren que es imposible identificar precisamente un aceite esencial puro sin análisis científico. El análisis apropiado de los constituyentes de un aceite esencial es uno de los aspectos más desafiantes y detallados del control de calidad. Conocer cuál de las muchas diferentes especies de una planta determinada provee los beneficios de salud terapéutica más profundos es el primer paso en la producción de aceites esenciales de la más alta calidad. Confiando en la pericia de botánicos, químicos y proveedores de servicios de bienestar, los materiales botánicos son cuidadosamente seleccionados por sus concentraciones naturales de compuestos aromáticos activos.
El proceso CPGT®
Las pruebas CPGT comienzan inmediatamente, con el examen de la composición química de cada aceite, al terminar la destilación. Después se realiza la segunda prueba en lugar de producción para asegurar que lo que se destiló y probó es el mismo aceite esencial que se recibió. En un tercer examen de la química del aceite se realiza en un procedimiento de tres etapas en el que los aceites se envasan en los frascos que usan los consumidores. Cada una de estas pruebas confirma que el aceite esencial no contiene contaminantes ni alteraciones inesperadas ocurridas durante su producción. El protocolo de control de calidad CPGT Certificado como puro y de grado terapéutico incluye las siguientes pruebas:
- Prueba organoléptica
- Prueba microbiana
- Cromatografía de gases
- Espectrometría de masas
- Espectroscopia infrarroja con transformada de Fourier (FTIR, por sus siglas en inglés)
- Prueba de quiralidad
- Análisis isotópico
- Prueba de metales pesados
Históricamente, la cromatografía de gases era la única prueba que se hacía identificar los componentes individuales de un aceite esencial. Sin embargo, en la actualidad, con la creación de métodos más sofisticados para el desarrollo de aceites esenciales sintéticos se hicieron necesarias pruebas de validación adicionales. Con el tiempo, se crearon métodos de prueba como la espectroscopia de masas, el análisis de quiralidad, la espectroscopia infrarroja con transformada de Fourier, el análisis de isótopos de carbono y otros para identificar con mayor precisión cada constituyente individual de un aceite esencial.